En la Casa, nadie tiene tiempo para darle un libro a Cristina, todos están demasiado ocupados con sus grandes vidas como para fijarse en ella. Por esto, la Niña, como la llaman los Grandes, ha aprendido a leer con García Marquez y Jane Austen, con Charles Dickens y las Bronte, pero
raramente acaba un libro, ya que cuando los Grandes se dan cuenta de que la Niña está ahí otra vez, deciden que ya es demasiado mayor para estar ganduleando, le quitan su libro, y dicen que debe ponerse a repasar las tablas de multiplicar.Cuando va por la tabla del dos, Tomasa, la cocinera le deja de prestar atención y Cristina hulle del territorio de las cacerolas como alma que lleva el diablo. No para de correr hasta que llega al desván izquierdo, donde ni su primo Rafita se atreve ha entrar. Este es el Reino de Cristina.

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